viernes, 23 de abril de 2010

Luces en la noche

Empezaba el día con mucho trabajo, desde bien temprano se anticipaba una dura jornada, y así ha sido, pero como bien dijo una amiga a mediados de la mañana, "Mucho curro, pero días así hacen falta más a menudo".

Y no es porque nos estuviéramos riendo de lo lindo, que lo hacíamos, ni es por la magnífica cena a base de minidonuts caseros que nos hemos engullido, ni es por la bud que me he tomado en compañía de un buen músico y su encantadora acompañante, o por las conversaciones tan agradables mantenidas, ni siquiera por el increíble y genial trabajo realizado por un gran amigo al que quiero más de lo que se imagina.

Es por todo eso y por más.

Porque siempre he pensado que para cambiar las cosas, para que podamos hacer de este mundo un sitio mejor, no necesitamos ser partícipes de grandes empresas, o tener unos objetivos titánicos.

Lo único que debemos hacer es tratar a las personas, y poner nuestro grano de arena.

Uno a uno.

Hace tiempo ya, conocí a una persona, Miguel se llamaba.... falleció de sobredosis.... le recuerdo con cierto cariño.... lo conocí en la calle, vivía allí, y tenia lo que necesitaba, o al menos eso contaba él. Durante meses cada vez que lo veía hablaba con él y le ayudaba en la medida de mis posibilidades, hasta que dejé de verlo. Alguien que nos había visto hablar me contó lo que ocurrió. Fue triste. Intentó dejar la calle. No lo logró.

Años después empecé a hablar regularmente con otra persona. No se su nombre, pero si mucho de su vida. Cada vez que lo veo me gusta entretenerme y dedicarle unos minutos.

No me considero un filántropo ni nada por el estilo, es solo que en su situación, me gustaría poder hablar de vez en cuando con alguien, de tu a tu, y reir. Tienen una risa especial, cuando rien de verdad se les nota en los ojos, no solo en los labios. Y hoy me ha pasado eso. Que al llegar próximo a mi coche me he encontrado a esta persona con la que llevo meses hablando, dándole algo que llevar a la boca cuando he podido, o incluso fumándome un cigarro con él sentado en un banco mientras bebemos una cerveza y comentamos el tiempo.... y se acercaba a mi sonriendo.

Su única intención era contarme que el 30 de este mes se marcha de la capital de la región para ir a un centro de desintoxicación y reinserción laboral. Lo único que quería era compartirlo conmigo, darme las gracias y un abrazo.

Le he deseado lo único que puedo desearle en un momento como este. Mucha suerte.

Ha respondido que la próxima vez que nos veamos espera ser el quien pague las cervezas.

Un grano de arena, un sueño, una esperanza.... una realidad.

Para cambiar el mundo no hace falta estar implicado en grandes empresas o tener objetivos titánicos. Para cambiar el mundo lo único que debemos hacer es tratar a las personas.

Como personas.

1 comentario:

Ordago dijo...

Completamente de acuerdo, de ahi que una de mis citas favoritas sea: "La diferencia entre lo que hacemos y lo que seriamos capaces de hacer... Cambiaría el mundo".

Un beso desde al lado del mar